Hidrógeno Verde como Vector Energético: Estrategias Seguras y Eficientes para su Almacenamiento y Transporte en la Transición hacia una Economía Descarbonizada

Hidrógeno Verde como Vector Energético: Estrategias Seguras y Eficientes para su Almacenamiento y Transporte en la Transición hacia una Economía Descarbonizada

Publicado el: 20/06/2025 13:53:22

⚡️ Hidrógeno Verde: Almacenamiento y Transporte Seguro en la Transición Energética

En el camino hacia la neutralidad de carbono, el hidrógeno verde se perfila como uno de los pilares clave para descarbonizar sectores que enfrentan limitaciones técnicas para electrificarse directamente, tales como la industria pesada (siderurgia, cemento, química), la aviación comercial de largo alcance y el transporte marítimo internacional. En estos sectores, la alta densidad energética y la flexibilidad del hidrógeno lo convierten en una alternativa viable frente a los combustibles fósiles convencionales.

El hidrógeno verde se produce mediante un proceso llamado electrólisis del agua, que utiliza electricidad proveniente exclusivamente de fuentes renovables como la energía solar, eólica o hidráulica. Durante este proceso, las moléculas de agua (H₂O) se dividen en oxígeno (O₂) e hidrógeno (H₂) sin generar emisiones contaminantes, lo que contrasta drásticamente con el hidrógeno gris o azul, cuya producción se basa en gas natural y conlleva una huella de carbono significativa.

Este gas limpio y versátil puede usarse como materia prima industrial, vector energético, portador de energía estacional o combustible directo en celdas de combustible, permitiendo la descarbonización de múltiples eslabones de la cadena energética. Además, puede almacenar excedentes de electricidad renovable en momentos de baja demanda, contribuyendo a estabilizar la red eléctrica.

 

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Sin embargo, su adopción masiva presenta retos técnicos, económicos y de seguridad que aún deben superarse. Uno de los mayores desafíos reside en cómo almacenar y transportar hidrógeno verde de manera segura, eficiente y rentable. Esto se debe a sus propiedades físicas únicas: es el elemento más ligero del universo, tiene una densidad volumétrica extremadamente baja en estado gaseoso, y es altamente inflamable cuando se mezcla con el oxígeno del aire, lo que requiere infraestructura especializada y controles estrictos.

Además, el hidrógeno puede difundir a través de materiales metálicos, debilitando tuberías y tanques si no se seleccionan los materiales adecuados, un fenómeno conocido como fragilización por hidrógeno. Por ello, el diseño de sistemas de almacenamiento a alta presión, contenedores criogénicos y gasoductos adaptados representa un componente crucial en el despliegue a gran escala de esta tecnología.

Desde una perspectiva económica, aunque los costos del hidrógeno verde han comenzado a descender gracias al abaratamiento de las energías renovables y la mejora en la eficiencia de los electrolizadores, sigue siendo más costoso que su contraparte fósil. Se requieren incentivos fiscales, marcos regulatorios claros y economías de escala para acelerar su competitividad global.

 

⚙️ ¿Cómo se produce el hidrógeno verde?

El hidrógeno verde se produce mediante un proceso llamado electrólisis del agua, que consiste en descomponer las moléculas de agua (H₂O) en hidrógeno (H₂) y oxígeno (O₂) utilizando una corriente eléctrica. Lo que hace que este proceso sea considerado "verde" es que la electricidad empleada proviene exclusivamente de fuentes de energía renovables como la solar, eólica o hidroeléctrica, lo que evita la emisión de gases de efecto invernadero (GEI).

Este método se diferencia del hidrógeno gris —que se obtiene a partir del reformado de gas natural (metano) y que genera grandes cantidades de dióxido de carbono (CO₂)— y del hidrógeno azul, que aplica tecnologías de captura de carbono pero aún depende de fuentes fósiles. El hidrógeno verde, en cambio, es 100% libre de emisiones directas si se mantiene bajo un sistema energético renovable.

 

🔋 Reacción química básica del proceso de electrólisis:

Este proceso ocurre dentro de un dispositivo llamado electrolizador, compuesto por dos electrodos (ánodo y cátodo) sumergidos en agua con una membrana conductora que permite el paso selectivo de iones. Cuando se aplica corriente, los iones H⁺ se mueven hacia el cátodo donde se convierten en gas hidrógeno, mientras que los iones OH⁻ (o el oxígeno en forma de O²⁻, según el tipo de electrolizador) se dirigen al ánodo para liberar oxígeno gaseoso.

 

🧪 Tipos de electrólisis más comunes

Existen varios tipos de tecnología de electrólisis, cada una con diferentes niveles de madurez tecnológica, eficiencia energética, costos operativos y adecuación a distintos tipos de energías renovables:

 

1. Electrólisis Alcalina (AEL)

  • Tecnología más madura y comercialmente probada.

  • Usa un electrolito líquido a base de hidróxido de potasio (KOH) o hidróxido de sodio (NaOH).

  • Operación típica a temperaturas entre 60–90 °C.

  • Menor costo de inversión inicial, pero menor eficiencia comparada con otras tecnologías.

  • Requiere purificación adicional del hidrógeno obtenido.

Ventajas: bajo costo, tecnología estable.
Desventajas: menor capacidad de respuesta a fluctuaciones energéticas, menor densidad de corriente.

 

2. Electrólisis PEM (Proton Exchange Membrane)

  • Usa una membrana de polímero sólido como electrolito.

  • Trabaja con agua pura, sin necesidad de soluciones alcalinas.

  • Alta eficiencia, rápida respuesta a variaciones de carga —ideal para energías renovables intermitentes (solar/eólica).

  • Opera a temperaturas entre 50–80 °C.

Ventajas: mayor eficiencia, arranque rápido, operación dinámica.
Desventajas: mayor costo por uso de metales nobles (platino, iridio) y materiales especiales.

 

3. Electrólisis de Óxidos Sólidos (SOEC - Solid Oxide Electrolysis Cell)

  • Tecnología emergente, aún en fase de desarrollo industrial.

  • Opera a altas temperaturas (600–850 °C), lo que reduce el consumo eléctrico y aumenta la eficiencia total.

  • Puede utilizar calor residual industrial o geotérmico.

  • Produce hidrógeno con muy alta pureza.

Ventajas: alta eficiencia teórica, útil en industrias que generan calor residual.
Desventajas: complejidad técnica, materiales costosos, aún no comercial.

 

El Proceso de Electrolisis. Su Importancia en la Industria - Fundación  Instituto de Ingeniería para Investigación y Desarrollo Tecnológico

 

🛢️ Retos del almacenamiento de hidrógeno

El almacenamiento del hidrógeno verde es uno de los principales cuellos de botella para su adopción masiva. Aunque es una molécula energéticamente densa por unidad de masa, el hidrógeno presenta serias limitaciones físicas y técnicas para su manipulación, principalmente por su baja densidad volumétrica, alta difusividad y reactividad.

A temperatura y presión ambiente, el hidrógeno tiene una densidad de solo 0,0899 kg/m³, lo que significa que necesita ocupar grandes volúmenes para almacenar cantidades útiles de energía. Para hacer viable su uso industrial o de transporte, es necesario comprimirlo, licuarlo o convertirlo químicamente, lo cual requiere infraestructura especializada, altos costos energéticos y materiales de contención avanzados.

 

🧪 Desafíos físicos y químicos clave

 

  1. Baja densidad volumétrica

    • A presión atmosférica, se requieren más de 11.000 litros de H₂ para obtener el contenido energético equivalente a 1 litro de gasolina.

    • Esto implica la necesidad de alta compresión o criogenia extrema para lograr una densidad de energía adecuada para el almacenamiento.

  2. Fragilización por hidrógeno

    • El hidrógeno atómico puede penetrar estructuras metálicas, debilitando el acero o aleaciones por microfisuras. Este fenómeno, llamado “hydrogen embrittlement”, representa un riesgo estructural para tanques, tuberías y válvulas.

  3. Difusión y fugas

    • El hidrógeno es la molécula más pequeña conocida, y puede escapar fácilmente a través de sellos, juntas o microfisuras. Esto no solo implica pérdida de combustible, sino también riesgo de explosión si se mezcla con oxígeno en espacios confinados.

  4. Inflamabilidad y explosividad

    • Tiene un amplio rango de inflamabilidad (entre 4% y 75% en aire) y un bajo punto de ignición (≈ 500 °C), lo que exige protocolos de seguridad estrictos y sensores altamente sensibles para la detección de fugas.

 

🔍 Enfoque emergente: almacenamiento subterráneo

Algunas regiones están explorando el almacenamiento de hidrógeno en cavernas salinas subterráneas, una opción económicamente viable para almacenar grandes volúmenes de gas a baja presión.

  • Las cavernas se crean mediante lixiviación de formaciones salinas (extracción con agua a presión).

  • Permiten almacenar miles de toneladas de hidrógeno de forma segura, como se hace hoy con gas natural.

  • Son ideales para almacenamiento estacional (verano/invierno) o respaldo en redes eléctricas.

Ejemplos actuales:

  • Proyecto HyStock (Países Bajos)

  • Proyecto ACES (Utah, EE.UU.)

 

⚖️ Costos y eficiencia del almacenamiento

  • Compresión a 700 bar consume entre el 10% y 15% de la energía contenida en el hidrógeno.

  • Licuefacción criogénica consume hasta un 30% del poder energético, sin contar las pérdidas por evaporación.

  • El uso de hidruros metálicos puede mejorar la seguridad, pero aumenta drásticamente el peso total del sistema.

  • Los LOHCs requieren energía térmica y catalizadores tanto para cargar como para liberar hidrógeno, lo que reduce la eficiencia general al 40–50%.

 

🧠 Consideraciones de diseño ingenieril para el almacenamiento de hidrógeno

El diseño de sistemas para almacenar hidrógeno implica una combinación compleja de disciplinas ingenieriles: ciencia de materiales, termodinámica, diseño estructural, seguridad industrial, normativas técnicas y viabilidad económica. Debido a las propiedades físicas únicas del hidrógeno —como su bajo peso molecular, alta inflamabilidad y capacidad de difusión— el diseño debe priorizar tanto el rendimiento operativo como la seguridad en condiciones extremas.

 

Almacenamiento de hidrógeno

 

🚛 Transporte: ¿Cómo se mueve el hidrógeno?

El transporte del hidrógeno desde los sitios de producción (como plantas solares, eólicas o hidroeléctricas) hasta los puntos de consumo representa uno de los mayores desafíos para su adopción a gran escala. A diferencia de los combustibles fósiles líquidos, el hidrógeno es difícil de manejar debido a sus propiedades físicas únicas: bajo peso molecular, alta inflamabilidad, baja densidad volumétrica y facilidad de difusión.

 

El modo de transporte elegido depende de varios factores:

  • Distancia entre producción y consumo

  • Forma física del hidrógeno (gas, líquido, portador químico)

  • Volumen transportado

  • Costo y disponibilidad de infraestructura

 

El transporte de hidrógeno es un desafío logístico clave para su adopción masiva como vector energético. Dependiendo de la distancia y el uso final, se puede transportar como gas comprimido, hidrógeno líquido, portador químico (como amoníaco o LOHC) o mediante gasoductos. Cada método tiene requisitos específicos de infraestructura, seguridad y eficiencia energética.

Los gasoductos son eficientes para distancias cortas y redes locales, pero requieren materiales resistentes a la fragilización por hidrógeno. Por otro lado, el transporte por camión permite flexibilidad: el hidrógeno se mueve en forma de gas comprimido (a 350–700 bar) o como líquido criogénico a –253 °C. Esta opción es ideal para abastecer estaciones móviles o industrias que no están conectadas a redes fijas.

Para exportaciones internacionales, se explora el transporte marítimo. Aquí se destacan dos enfoques: el hidrógeno líquido criogénico y su conversión en amoníaco, que puede transportarse con tecnologías ya existentes. También están surgiendo los LOHC (portadores líquidos orgánicos), que permiten transportar hidrógeno de forma estable y segura, aunque requieren energía adicional para su liberación.

En resumen, no existe un único método óptimo de transporte, sino que la elección depende del contexto: volumen, distancia, costos y seguridad. Las soluciones a gran escala combinarán varias tecnologías, con fuerte apoyo en normativa, innovación en materiales y adaptación de infraestructura existente.

 

🔒 Seguridad: Riesgos y controles técnicos

El hidrógeno es un gas altamente inflamable con características que lo hacen particularmente delicado desde el punto de vista de la seguridad industrial. Su baja densidad molecular, alta difusividad y su capacidad para mezclarse en amplios rangos con el aire (4–75%) lo convierten en un combustible útil, pero también en un riesgo potencial elevado si no se manejan con cuidado todos los aspectos relacionados con su almacenamiento, transporte y manipulación.

 

⚠️ Principales riesgos asociados al hidrógeno:

  • Fugas invisibles: El hidrógeno es incoloro, inodoro e insípido, lo que dificulta su detección sin sensores especializados.

  • Amplio rango de inflamabilidad: Puede arder con concentraciones bajas y altas en aire, y necesita poca energía para encenderse (0,02 mJ).

  • Difusión rápida: Puede atravesar materiales porosos o defectos microscópicos, generando acumulaciones peligrosas en espacios cerrados.

  • Combustión invisible: Su llama es casi invisible a la luz natural, lo que complica la detección visual de incendios.

  • Presurización y explosión: Si queda confinado en un volumen cerrado y hay una fuente de ignición, puede causar una explosión destructiva.

 

🛠️ Controles técnicos y medidas de mitigación

Para reducir los riesgos, es esencial diseñar sistemas con múltiples niveles de protección activa y pasiva. Algunas medidas clave incluyen:

  • Sensores de detección ultrasensibles: Se emplean sensores catalíticos, térmicos o de infrarrojos no dispersivos para identificar incluso pequeñas concentraciones de H₂ en el ambiente. Estos sensores deben estar calibrados y distribuidos en puntos críticos del sistema.

  • Ventilación activa y pasiva: Los sistemas deben estar diseñados para evitar acumulaciones de hidrógeno. Se usan conductos de ventilación forzada, válvulas de venteo y estructuras abiertas o con escapes superiores, dado que el H₂ tiende a ascender rápidamente.

  • Materiales seguros y válvulas de seguridad: Las estructuras deben usar materiales resistentes a la fragilización por hidrógeno (aceros inoxidables austeníticos, composites), y las válvulas deben ser anti-retorno, con sistemas de alivio de presión para evitar sobrecargas.

  • Protecciones contra ignición: Se recomienda el uso de componentes eléctricos certificados para atmósferas explosivas (normas ATEX o IECEx), así como la puesta a tierra de equipos móviles y sistemas de descarga electrostática.

 

📐 Normativas internacionales aplicables

Existen múltiples estándares y códigos que regulan el diseño, construcción y operación de sistemas que manipulan hidrógeno, entre ellos:

  • ISO 19880-1: Requisitos de seguridad para estaciones de hidrógeno.

  • ASME BPVC Sección VIII: Diseño y pruebas de recipientes a presión.

  • ISO 26142: Requisitos para detectores de hidrógeno.

  • NFPA 2: Código de tecnologías del hidrógeno (EE. UU.).

  • IEC 60079 / ATEX: Equipamiento eléctrico en zonas con riesgo de explosión.

 

Control de riesgo según OHSAS 18001 norma para el SGSST

 

📈 Impacto esperado al 2030

Según la Agencia Internacional de Energía (IEA), el hidrógeno verde —producido a partir de electrólisis usando fuentes renovables— está llamado a jugar un papel clave en la transición energética. Si los países cumplen sus planes actuales de descarbonización y políticas de apoyo, se espera que para 2030:

🔋 Hasta un 25% del consumo industrial de combustibles fósiles (en sectores como acero, cemento, fertilizantes y productos químicos) podría ser reemplazado por hidrógeno verde, reduciendo millones de toneladas de emisiones de CO₂ al año. Esto se debe a que el hidrógeno puede sustituir al gas natural como fuente de calor de alta temperatura o como materia prima reductora.

✈️ El sector de la aviación, uno de los más difíciles de descarbonizar, podría lograr una reducción del 20% en su dependencia del combustible fósil mediante el uso de combustibles sintéticos basados en hidrógeno (e-kerosene), sobre todo en vuelos de media distancia o rutas regionales.

⛴️ Más del 30% del transporte marítimo de larga distancia podría migrar al uso de amoníaco verde (derivado del hidrógeno) como combustible alternativo, cumpliendo con las exigencias de la OMI sobre reducción de emisiones en el sector náutico.

Además, el desarrollo de esta nueva cadena de valor se espera que genere más de 2 millones de empleos verdes directos e indirectos. Estos abarcan desde ingenieros especializados en electrólisis, técnicos en operación de plantas, personal en logística de hidrógeno, hasta especialistas en normativas de seguridad, sostenibilidad y monitoreo ambiental. Las regiones con abundantes recursos renovables —como América Latina, África del Norte y Asia-Pacífico— podrían convertirse en grandes exportadores de hidrógeno, promoviendo también el desarrollo económico local.

 

💬 Opiniones de expertos

Las voces de la industria, la academia y las agencias internacionales coinciden en que el hidrógeno verde representa una de las oportunidades más prometedoras para la descarbonización profunda. Sin embargo, advierten sobre desafíos clave que deben abordarse con urgencia para asegurar su viabilidad técnica, económica y ambiental.

🗣️ “El verdadero reto no es producir hidrógeno verde, sino integrarlo de forma segura en la red energética global. El almacenamiento eficiente y el transporte a gran escala son clave para su éxito.”
— Dra. Claudia Moreira, Directora Técnica, Hidrógeno Chile 2025

La Dra. Moreira enfatiza que el cuello de botella ya no está tanto en la tecnología de electrólisis (que avanza rápidamente), sino en el desarrollo de infraestructuras seguras, modulares y escalables para transportar, almacenar y utilizar el hidrógeno sin pérdidas, ni riesgos operativos o ambientales.

🛡️ “La seguridad debe estar en el centro de la innovación. Podemos avanzar con velocidad solo si lo hacemos con control total de los riesgos.”
— Ing. Julián Rivas, Coordinador, Comisión Técnica de Hidrógeno del BID

Por su parte, el Ing. Rivas destaca que los avances deben ir de la mano con marcos regulatorios robustos y sistemas de control y monitoreo. La confianza pública, el diseño seguro de las instalaciones y la capacitación del capital humano son pilares esenciales para que el hidrógeno sea adoptado de forma masiva y responsable.

 

🧾 Conclusiones

El hidrógeno representa una solución energética con alto potencial para contribuir a la descarbonización de sectores difíciles de electrificar, como la industria pesada y el transporte de larga distancia. Sin embargo, su integración masiva aún enfrenta importantes desafíos técnicos, logísticos y económicos.

En cuanto al transporte, existen varias opciones viables —como gasoductos, camiones, barcos y portadores químicos—, pero cada una implica compromisos distintos en términos de costos, seguridad, eficiencia y madurez tecnológica. Aún se requiere inversión en infraestructura y estándares comunes para facilitar su uso a gran escala.

El almacenamiento, especialmente en estado gaseoso o líquido, plantea retos relacionados con la presión, temperatura y materiales compatibles. Si bien ya existen tecnologías funcionales, todavía es necesario optimizar su eficiencia, durabilidad y sostenibilidad para aplicaciones masivas.

Por último, la seguridad es un eje transversal. Debido a sus propiedades físicas, el hidrógeno exige un enfoque preventivo y riguroso en su manejo. Esto incluye sensores, ventilación, materiales adecuados y cumplimiento normativo. Avanzar con responsabilidad técnica será clave para que el hidrógeno verde cumpla su promesa como parte de una matriz energética más limpia y segura.

 

¿Estamos realmente preparados —tecnológica, económica y culturalmente— para adoptar el hidrógeno como un pilar de nuestra transición energética, o aún falta construir la confianza y la infraestructura necesarias para que sea una solución sostenible y segura a largo plazo?